martes, 5 de febrero de 2013

PONEMOS TODO...

"Durante el primer entrenamiento que hice en Real Madrid después de que el entrenador Jorge Valdano me había dicho que era el quinto extranjero y que tenía pocas chances de jugar estábamos haciendo un partido nueve contra nueve; donde estaba corriendo como un salvaje, porque entrenaba siempre como un salvaje. De pronto Valdano entró a jugar con nosotros y en un momento, sin querer... porque la pelota le llegó y no me pude detener... lo trabé muy fuerte y lo levanté por el aire, cayó al suelo. Estando los dos tirados en el piso me dijo: ¿Siempre entrenás así o sólo cuando odiás a tu entrenador?" Iván Zamorano [Futbolista chileno]

jueves, 24 de enero de 2013

DE "USTED"...


Jorge Valdano llegó a España con 18 años,y su primer equipo fue el Deportivo Alavés.Jugándose un partido de Copa entre el Alavés y el Barcelona,en el Camp Nou,iba ganando el Barcelona por 2-0,cuando el árbitro pitó una falta a favor del Barça.Johann Cruyff agarró el balón y empezó a tontear con él para perder tiempo.Se le acercó Valdano y le dijo:
-Te podían regalar a ti ése balón,y a nosotros darnos otro para poder seguir el partido.
Cruyff se le quedó mirando muy serio y le dijo:
-¿Y tú cuantos años tienes?
Y Valdano contestó:
-18
Y Cruyff,aún más serio que antes,le dijo:
-Pues cuando se tienen 18 años,a Johann Cruyff se le habla de "usted".

EL ARQUERO QUE MURIÓ DOS VECES.




Moacir Barbosa fue el arquero en la tristeza más grande de la historia del fútbol brasileño: el Maracanazo. Pasó ese día de superhéroe a villano perpetuo. A su entierro, hace diez años, no fue casi nadie.


 

Fue un segundo que le partió la vida en dos. Voló, como en tantas otras ocasiones similares: elástico, seguro, convencido. El remate de Alcides Ghiggia traía la pelota que lo debía consagrar para siempre como lo que era: un arquerazo. Pero esta vez, la decisiva, la más importante, la del destino, Moacir Barbosa Nascimento no llegó. En ese instante que todavía parece durar, aquel 16 de julio de 1950, el Maracaná era un monstruo de más de 200.000 cabezas, un hervidero de gente sólo preparada para la felicidad. Pero Uruguay, el ocasional invitado al festejo de Brasil, terminó siendo el dueño de la alegría propia y del silencio ajeno.

Maracanazo-1950
Se vivió como una tragedia deportiva en Brasil y luego se le puso nombre en el mundo: Maracanazo. También se eligió un responsable desde entonces y para siempre: Barbosa. "Llegué a tocarla y creí que la había desviado al tiro de esquina, pero escuché el silencio del estadio y me tuve que armar de valor para mirar hacia atrás. Cuando me di cuenta de que la pelota estaba dentro del arco, un frío paralizante recorrió todo mi cuerpo y sentí de inmediato la mirada de todo el estadio sobre mí", contó entre sollozos el arquero, ya con la certeza de que Brasil se había quedado a la sombra del capítulo más épico del fútbol mundial. Las consecuencias las retrató también el escritor uruguayo Eduardo Galeano: "Los moribundos demoraron su muerte y los bebés apresuraron su nacimiento. Río de Janeiro, 16 de julio de 1950, estadio de Maracaná: la noche anterior, nadie podía dormir; y la mañana siguiente, nadie quería despertar".